Cuando hablamos de las causas de las enfermedades hepáticas, hay muchas razones. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las enfermedades causadas por genética no se pueden evitar.
Muchas veces descuidamos nuestra salud sin tomar en cuenta las graves consecuencias que se pueden desencadenar en nuestro cuerpo. Por ello, un estilo de vida poco saludable puede aumentar la probabilidad de una enfermedad hepática, pero no la causa.
Cuando los genes anormales heredados de uno o ambos padres se acumulan en el hígado con el transcurso del tiempo, estos llegan a provocar daños hepáticos.
Enfermedad de Wilson
Es una rara enfermedad genética que imposibilita al cuerpo el poder procesar el exceso de cobre. El cuerpo solo necesita una pequeña cantidad de cobre para mantenerse saludable, por lo que en demasía puede llegar a ser tóxico.
Normalmente, el hígado elimina el cobre no deseado en la bilis (jugo digestivo). No obstante, en las personas con esta afección, el cobre se libera directamente en el torrente sanguíneo, lo que provoca daños en el cerebro, los riñones y los ojos.
Aunque el trastorno está presente al nacer, sus síntomas aparecen entre los 5 y los 35 años de edad. La enfermedad afecta primero al hígado, al sistema nervioso central o a ambos, siendo el síntoma más característico un anillo marrón alrededor de la córnea del ojo. La Enfermedad de Wilson se puede diagnosticar mediante análisis físicos y pruebas de laboratorio.
Hemocromatosis (sobrecarga de hierro)
Es una condición que causa un exceso de hierro en el cuerpo. A pesar que el cuerpo necesita este elemento químico, cuando llega a ser demasiado, este puede ser tóxico para el organismo. Entonces, las personas que padecen hemocromatosis, obtienen más hierro del que necesitan mientras que sus cuerpos no son capaces de eliminar el exceso de forma natural.
Como resultado, el hierro llega a almacenarse en tejidos corporales como el hígado, el corazón y el páncreas. De llegar a existir grandes depósitos de este mineral, las consecuencias pueden ser considerables.
Hay dos tipos de hemocromatosis:
- La hemocromatosis primaria es una enfermedad hereditaria.
- La hemocromatosis secundaria es una condición no hereditaria. Por ejemplo, en personas con ciertos tipos de anemia o diversas enfermedades crónicas del hígado, uno de los tratamientos pueden ser las transfusiones de sangre, las cuales terminan provocando altas acumulaciones de hierro.
Muchos de los síntomas de la hemocromatosis son muy similares a los de otras enfermedades, Sin embargo, no todas las personas que la padecen llegan a presentar síntomas. Algunos de los indicios que pueden llegar a mostrarse son:
- Dolor en las articulaciones
- Fatiga
- Debilidad general
- Pérdida de peso
- Dolor abdominal
Así que, si sabes o sospechas que puedes tener algún problema genético, es recomendable siempre consultar a un especialista.