El consumo de frutas y frutos secos es bueno para la salud en general, pero también nos pueden ayudar a protegernos contra enfermedades hepáticas.
El hígado es un órgano vital que debemos cuidar constantemente, esto puede ser posible a través de una alimentación saludable y un estilo de vida activo. Es importante consumir alimentos de calidad, como frutas y frutos secos, que permitan protegernos de enfermedades hepáticas.
Este tipo de alimentos permiten limpiar el hígado, facilitando que siga funcionando correctamente y previniendo la aparición de enfermedades. Además en el caso de presentar una enfermedad hepática, los síntomas pueden ser reducidos.
Algunas frutas contienen propiedades y componentes que ayudan a absorber la mayor cantidad de nutrientes en nuestro organismo y en los procesos metabólicos de la digestión. Además, su consumo fortalece nuestro sistema inmune.
Frutos secos
Su valor como alimento beneficioso para el hígado radica en su abundancia y variedad de productos que hay disponibles en todo el mundo. Todos estos son altamente nutritivos y pueden mejorar el funcionamiento de este órgano.
La mayor parte de los frutos secos son altos en fibra y grasas saludables, además de omega 3, siendo una de las mejores fuentes de grasas para el organismo y ayudando a nivelar el colesterol. También, son ricos en vitamina E, por lo que tienen propiedades antioxidantes.
El consumo de frutos secos previene la acumulación excesiva de grasa y las enfermedades que puedan aparecer producto de esto, como la diabetes y la obesidad. Los más recomendados son: almendras, nueces, maní, merey y avellanas.
Si bien este tipo de alimentos es apropiado para el hígado, no deben ser consumidos en exceso, debido a la alta cantidad de calorías que esto representa. Es recomendable acompañarlos con yogures, ensaladas y otras recetas.
Toronjas
Todos los cítricos son alimentos beneficiosos para el hígado, sin embargo, la toronja es la mejor en este aspecto. Esto se debe a su alto nivel de antioxidantes, los cuales protegen al hígado y al resto del organismo.
Los antioxidantes presentes en la toronja pueden ayudar a desinflamar el hígado y a proteger sus células de ciertos daños. Esto no solo mantiene el correcto funcionamiento hepático, sino que también puede prevenir la fibrosis y otras enfermedades.
Sus componentes principales son la naringenina y la naringina. Se ha probado que la naringenina reduce los niveles de grasa en el cuerpo y estimula las enzimas que la metabolizan, quemándola más rápido.
Arándanos rojos y azules
Los arándanos rojos y azules son bayas que son ricas en antioxidantes, al igual que la toronja y otros frutos que contienen antocianina, lo cuál les da su vivo color. El consumo de arándanos azules mejora el sistema inmunológico.
Es recomendable consumir estos arándanos enteros o en forma de jugo, ya que también se cree que pueden reducir el desarrollo de cáncer de hígado. Sin embargo, esto es una teoría que aún no ha sido confirmada científicamente.
Aguacates
Al igual que los frutos secos y el aceite de oliva, los aguacates representan otra de las principales fuentes de grasas saludables que debemos consumir. El aguacate en particular también es alto en fibras y tiene propiedades que ayudan a facilitar el proceso digestivo.
Actualmente, se trata de una de las frutas más versátiles en la cocina, debido a que abundan en un gran conjunto de culturas y pueden ser preparados con el desayuno, almuerzo, cena e incluso con ciertas alternativas saludables de algunos postres.
Es importante destacar que la dieta particular de cada persona dependerá de su estado de salud, además del hecho de si se trata de un paciente con enfermedades hepáticas o si solo se busca prevenir este tipo de condiciones.
Recuerda que una buena alimentación debe ser variada y debe estar acompañada de actividad física y hábitos saludables. Lo mejor que podemos hacer es acudir con un nutricionista, que evalúe nuestro estado físico y nos oriente con respecto a los alimentos que debemos consumir.