Al momento de realizar un trasplante de hígado, es normal que surja la siguiente pregunta: ¿cómo es la vida después de la cirugía?
Para dar respuesta a esta interrogante, la doctora Carla Aguiar -Gastroenterólogo Pediatra, Coordinadora de la consulta pediátrica pre y postrasplante en la fundación-, nos explica en qué consiste ese proceso de recuperación luego del trasplante.
Es importante conocer que frente a una enfermedad hepática terminal existe una esperanza: el trasplante de hígado, lo cual, además de significar una oportunidad de vida, conlleva una nueva etapa de adaptación para el paciente y sus familiares.
Además hace que el paciente y su entorno, experimenten diversos sentimientos, dudas e incertidumbre, relacionadas con el proceso de recuperación.
Cuidados intensivos
Vale recalcar que una vez realizado el procedimiento quirúrgico, el paciente es transferido al área de cuidados intensivos, con el objetivo de monitorear constantemente sus signos vitales.
Por lo que es fundamental en ese momento, la vigilancia de los parámetros hemodinámicos y el suministro de líquidos intravenosos, antibióticos, así como la administración de medicamentos anti rechazo –inmunosupresores-.
Dependiendo de la evolución satisfactoria del paciente, la permanencia en el área de cuidados intensivos puede durar entre diez días y tres semanas.
Hospitalización
Una vez superada esa etapa, el paciente es llevado al área de hospitalización; donde se le realizará un monitoreo de algunos parámetros de laboratorio y se dará comienzo a su proceso de recuperación postrasplante.
Además, se activa la iniciación de cierto grado de actividad física, que servirá para evaluar cuál va a ser el momento oportuno para indicar el alta médica.
De vuelta a casa
Cuando llegue ese momento y el paciente trasplantado esté de vuelta en casa, igualmente deberá continuar el cumplimiento del tratamiento indicado para garantizar el adecuado funcionamiento del injerto.
Por su parte, con la finalidad de evitar el riesgo de infecciones asociada al uso de los inmunosupresores, se recomienda limitar las visitas y cercanías de familiares durante el proceso de recuperación.
Toma en cuenta, que tanto el paciente como su entorno familiar desempeñan un papel fundamental en el proceso de recuperación postrasplante.
Reacciones y síntomas de alarma
Una vez que los pacientes han sido dados de alta, es importante que puedan reconocer los síntomas de alarma que deben despertar la necesidad de comunicarse a la brevedad posible con el equipo de trasplante.
- Fiebre: puede ser indicativo del inicio de un cuadro infeccioso en desarrollo, el cual debe ser atendido y vigilado.
- Ictericia: manifestado por la coloración amarillenta de la piel y mucosas; incluso cambios en el color de las heces u orina.
- También es oportuno que en el proceso posterior al trasplante, el paciente esté al pendiente del surgimiento de síntomas diferentes como cefalea o temblor. Es importante se le comunique a sus médicos, porque puede ser manifestación de alguna alteración en el funcionamiento del injerto o reacciones adversas a los inmunosupresores.
Principales recomendaciones
- Medicamentos: posterior al trasplante es imprescindible el consumo de los inmunosupresores, cuya función principal es suprimir el sistema inmunológico para evitar que -cuando reconozca al injerto como no propio del organismo- destruya a este órgano, pudiendo producir un rechazo. Asimismo, es fundamental que el control y administración de estos medicamentos se cumplan al pie de la letra, tal como lo indica el equipo médico tratante.
- Alimentación: más allá de asegurar una recuperación nutricional adecuada, es importante evitar que los alimentos suministrados sean una fuente de infección. Esto se debe a que después del trasplante, el paciente tomará inmunosupresores, los cuales ponen en minusvalía la capacidad del sistema inmunológico para defender al organismo contra infecciones. Por ello la manipulación de las comidas debe contar con adecuadas normas de higiene y cocción correcta, para asegurar que la preparación elimine por completo cualquier virus o bacteria que puedan contener los alimentos. Se recomienda evitar consumir alimentos crudos.
- Higiene: es fundamental que el paciente se realice todos los días un lavado corporal, de las manos, cabello y cepillado dental. El aseo exhaustivo cobra vital importancia, tanto para el paciente como para sus cuidadores, con la finalidad de evitar infecciones.
El regreso a las actividades cotidianas
El objetivo fundamental del equipo médico que realiza un trasplante de hígado, es poder brindar una nueva oportunidad a los pacientes que padecen estas enfermedades hepáticas terminales, para que puedan llevar una vida normal y puedan integrarse a la sociedad, al igual que el resto de las personas.
En este sentido, el inicio de las actividades cotidianas va a estar sujeta a la condición previa de salud del paciente, al igual que a la evolución satisfactoria luego del trasplante.
También dependerá del cumplimiento de las indicaciones de cuidado -toma de medicamentos y llevar una alimentación adecuada-. Por lo general, este proceso de adaptación a la vida normal puede durar entre tres y seis meses.
En fin, disfrutar de una Vida después del trasplante plena, dependerá en gran medida de la rigurosidad con que el paciente siga su tratamiento, cuide su alimentación e higiene, así como del monitoreo de parte del equipo médico tratante y la familia.