El malestar psicológico dentro del proceso de trasplante hepático pasa por diferentes etapas y cada una de ellas, se ve influida por diversos factores, como:
- El estado físico del paciente
- Tipo de condición médica
- Estado de la enfermedad
- Cantidad de medicamentos ingeridos
- Inmunosupresión
- Estatus del proceso de trasplante
- Situación socioeconómica
- Presencia o no de redes de apoyo
- Comorbilidad con otras enfermedades, trastornos físicos o mentales
- Presencia de patologías psiquiátricas en la familia cercana al paciente
Toma en cuenta que el trasplante de órganos es una alternativa terapéutica para todos aquellos pacientes que presentan problemas graves en el funcionamiento de un órgano vital, ofreciendo mayor sobrevida.
Sin embargo, este tipo de intervenciones puede generar durante todo el proceso -pre-peri y postrasplante- importantes complicaciones psicológicas.
Pues el proceso de tratamiento de enfermedades crónicas que ameritan trasplante, suele ser largo y difícil de manejar, no solo para el paciente, sino también para la familia y personas cercanas.
Por ejemplo, la espera suele desencadenar angustia e incertidumbre, reacciones ansiosas, irritabilidad, temor y malestar psíquico intenso.
Estas reacciones tampoco se limitan al paciente, sino que pueden ser experimentadas por las personas más cercanas, sobre todo, en casos de pacientes pediátricos, donde toda la responsabilidad médica recae sobre los cuidadores principales – los padres en la mayoría de los casos-.
Estudios confirman el impacto de estas variables en la salud y calidad de vida del paciente, siendo frecuente en un 25% de los casos Delirium por consumo de medicamentos, Trastornos del estado de Ánimo en un 30%, Trastornos de Ansiedad sobre todo estrés postraumático, que oscila en frecuencia del 3 al 33%, fantasías sobre el donante, insatisfacción con la propia imagen corporal, trastornos alimenticios, entre otras complicaciones psicológicas que pueden variar en frecuencia e intensidad según cada caso. (Pérez, Marín y Galán, 2004) .
Es por ello, que dentro de la selección de candidatos para trasplante, no solo se toma en cuenta el estado médico y nutricional del paciente, sino también el estado psicosocial integral de la persona y sus familiares.
Debido a lo que implica el padecimiento de una enfermedad crónica, entendiendo que el trasplante solo es parte del camino de un tratamiento que implica un cambio en la dinámica de vida individual y familiar, que requiere un ajuste y adaptación del entorno para garantizar el éxito.
El camino a transitar para llegar a la intervención quirúrgica es extenso y angustioso, por ello, el hígado por sí solo no es suficiente; hace falta una estructura psíquica que sostenga las implicaciones de este proceso.
Por eso, tener constancia y compromiso para cumplir el seguimiento y las indicaciones pre trasplante, una estructura familiar capaz de tolerar los cambios de hábitos y dinámicas cotidianas -sobre todo en los primeros dos (2) años postrasplante-, y un entorno seguro y estable, es lo más recomendable para estos casos.
Asimismo, es necesaria una red de apoyo que pueda servir de sostén al grupo familiar -emocional, social y económico-, así como un soporte institucional, que facilite la adquisición de medicamentos, estudios radiológicos y/o exámenes debido a la dificultad que representa su obtención en cuanto costo y/o disponibilidad.
Todo lo descrito genera altos montos de estrés, y es importante que el paciente y sus familias sean capaces de procesarlo, por ello, la evaluación de candidatos al trasplante es un recurso útil, que permite determinar algunas características que pueden predisponer al paciente o familia a esta influencia.
Así como también, el acompañamiento psicológico durante el proceso junto a la psicoeducación en diversos temas, la atención psicológica y las asesorías para la construcción de redes de apoyo sólidas y estables.
Recordemos que la búsqueda activa de redes de apoyo institucionales y la disposición de aprender y vincularse con el proceso, resulta de vital importancia para mejorar la probabilidad de éxito del trasplante y una mejor calidad de vida del paciente.
Por eso la importancia de la presencia de un equipo multidisciplinario, pues la evaluación integral inicial, arroja indicadores validos en cada área del proceso que permiten al equipo tomar decisiones importantes al respecto, dictan el curso sobre qué foco requiere apoyo e intervención profesional y ayuda a establecer un camino sobre el cual transitar.
Donde el paciente y su familia pasan de tener una Historia Amarilla a ser parte de un Sueño Extraordinario y así lograr una buena calidad de Vida Después del Trasplante.