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La nutrición en los diferentes tipos de hepatitis virales

La nutrición en los diferentes tipos de hepatitis virales
Nutrición y Hepatitis Virales: ¿Acaso tienen alguna correlación?

A veces nos preguntamos si algunas enfermedades realmente tienen que ver con la nutrición, si bien, todo se relaciona con la alimentación y se dice que “somos lo que comemos” pareciera que muchas enfermedades como la diabetes, la hipertensión, obesidad, entre otras están directamente correlacionadas, pero en otros casos, como una simple gripe o las hepatitis virales, no es tan evidente la asociación.

¿Qué son las Hepatitis virales?

Son un grupo de enfermedades del hígado, que producen una inflamación del órgano producto del contagio con alguno de los virus de la hepatitis A, B y C e incluso virus del herpes. 

Existen diferentes tipos de hepatitis y algunas de ellas no están causadas por un virus, si no por hábitos psicobiológicos como por ejemplo, un elevado consumo de alcohol, o también por enfermedades metabólicas, autoinmunes, entre otras causas.

¿Cómo se relaciona con la nutrición?

Sería mucho más sencillo hablar de cómo el alcohol, unos inadecuados hábitos de alimentación y un estilo de vida poco saludable pueden desencadenar una hepatitis crónica.

Pero la idea es también informar cómo podemos prevenir a través de la alimentación las virales, que muchas veces suelen presentarse de forma rápida o aguda en los pacientes, aunque muchas de ellas pueden acarrear consecuencias a largo plazo.

Normalmente, en los casos de hepatitis virales, no se realiza ningún ajuste nutricional en el plan de alimentación, los pacientes deben seguir consumiendo una dieta saludable y es ajustada en caso de tener otras patologías o enfermedades asociadas.

Por ejemplo, un paciente con obesidad al cual además se le diagnóstico hepatitis A, sus ajustes nutricionales, van a estar relacionados a la pérdida de peso y consecuencias de la obesidad, de forma que a través de la alimentación prevenir las complicaciones y garantizar una pérdida de peso adecuada y progresiva.

Sin embargo, dependiendo del tipo de hepatitis viral existen algunas consideraciones relacionadas a la prevención y tratamiento de estas patologías, que coadyuvan al tratamiento médico.

Recomendaciones generales para mejorar tu salud y fortalecerla

Toma en cuenta que estos consejos, luego debemos individualizarlos con un profesional de nutrición:

  • Incluir una variedad de colores en el plato: esto significa, seguir con la regla de las 5 porciones de frutas y vegetales al día, lo que garantiza una alimentación balanceada rica en vitaminas y minerales. Un buen consejo, procura que la mitad de tu plato este lleno de frutas o vegetales.
  • Selecciona adecuadamente los alimentos que te aportan grasas: acá no mencionamos solo disminuir el consumo, ya que en general un alimento que aporte grasa como el aceite o el aguacate, debe ser consumido en porciones pequeñas. Recuerda que la clave, va más allá de solo la porción, hay que considerar la calidad de ese alimento. Selecciona grasas “saludables” y con esto no queremos etiquetar alimentos, pero hay algunas grasas como las saturadas o las grasas trans -que se encuentran en los alimentos procesados y frituras- que no resultan saludables para nuestro hígado. Por eso lo mejor será, inclinarte por las grasas naturales como: aceites de maíz, oliva, canola, aguacate, frutos secos, mantequilla, entre otros.
  • Elije de forma inteligente los carbohidratos que más te convienen: acá sucede lo mismo que con las grasas, mientras más refinado esté el carbohidrato -azúcares simples, sacarosa, harinas muy refinadas-, menos conveniente es para nuestro cuerpo. Así que lo mejor será elegir, aquellas opciones más naturales como: los carbohidratos complejos que provienen de los panes integrales –fíjate que no tengan agregados de otros alimentos poco saludables como papelón o azúcar–, harinas integrales, arroz integral y tubérculos como la papa y la batata. Es recomendable disminuir o evitar los alimentos procesados y con cantidades elevadas de azúcar.
  • Disminuye el consumo de sodio: cuando hablamos de sodio, no solo nos referimos a la sal de mesa -que muchas veces es necesaria en cantidades pequeñas, ya que esta enriquecida con yodo-,  sino a los alimentos muy procesados y enlatados. Un consejo muy importante, es siempre revisar la cantidad de sodio que contiene este tipo de alimentos, ya que algunos que parecen saludables, pudiesen contener grandes cantidades de sodio.
  • Preferir los alimentos reales: mientras más natural sea nuestra alimentación mejor será nuestra salud. Si, a veces requiere un esfuerzo extra, pero es fundamental para preservar nuestro hígado y no enfermarnos. Recuerda que aquellos alimentos procesados por mucho que te vendan que son “light” o “sin azúcar”, son solo una etiqueta.

Estas recomendaciones generales, adaptadas a la condición de cada uno de nosotros, pueden ser muy útiles para prevenir hepatitis crónicas -aunque no en todos los casos-, para preservar nuestro estado nutricional frente a una hepatitis aguda o para tratar alguna otra enfermedad asociada.

Consejos para prevenir enfermedades virales

Primer consejo: ¡Lávate las manos!

Ya sabemos, en especial este año 2020, que lavarse las manos es fundamental para prevenir muchas enfermedades y de la lección del COVID19, podemos aprender que todas las enfermedades virales o la gran mayoría,  se previenen lavándonos las manos.

Pero en el caso de la Hepatitis A, no es solo lavarnos las manos, es llevar una rutina de higiene antes de preparar los alimentos, mientras los preparamos, antes de comer, luego de ir al baño y básicamente en cualquier momento.

Este virus, se transmite por los alimentos y puede ser considerada una enfermedad de transmisión alimentaria (ETA), así que además de desinfectarnos bien nuestras manos o de la persona que va a manipular los alimentos, es importante cuidar también las superficies donde estos alimentos serán preparados.

No utilizar los mismos utensilios o superficies para los alimentos crudos como las carnes con alimentos como los vegetales para ensaladas. Otra buena práctica es lavar muy bien las frutas y vegetales y desinfectarlos de manera correcta, especialmente aquellos que se van a consumir crudos.

Por su parte, recuerda consumir agua potable, es decir, agua que no esté contaminada o que tenga un proceso para hacerla segura -hervirla, clorarla, entre otros-, tanto para tomar como para cocinar.

Segundo consejo: evita los mariscos o frutos del mar de procedencia desconocida

Esto también aplica por ejemplo en el sushi y en las ostras que comemos en la playa, pues el virus de la hepatitis A y también el de la Hepatitis E, se ha encontrado presente en estos alimentos, sobre todo por proceder de agua que esté contaminada. Estos consejos nos ayudarán a prevenir las hepatitis infecciosas.

Cuándo nos contagiamos… ¿qué podemos cambiar o modificar en nuestra alimentación?

Se ha comprobado que en pacientes con hepatitis C, la suplementación con hierro o el exceso de este mineral en la dieta -a menos que este indicado por otra enfermedad, como en algunos tipos de síndrome anémico-, incrementa la progresión y el daño celular.

Así que es importante, controlar el excesivo consumo o suplementación cuando se diagnostique hepatitis C. Siempre es recomendable consultar con el médico y el nutricionista tratante.

Además, los pacientes con hepatitis C crónica, son más propensos a padecer de esteatosis hepática, por lo que puede ser conveniente, reforzar la selección de las grasas provenientes de los alimentos, pero además adecuar las porciones que según el peso y estado fisiológico de la persona, debe consumir al día.

Se ha comprobado que una dieta baja en grasas -sobretodo grasas saturadas- y baja en colesterol, pueden coadyuvar a la disminución del proceso de inflamación hepático, por factores inmunológicos y se puede evidenciar disminución en las enzimas hepáticas. Lo que ayuda a evitar la progresión de la enfermedad.

Otro aspecto importante, sobre todo en países que no se encuentran en el trópico y no tienen exposición constante al sol, son los niveles de vitamina D. Una adecuada suplementación puede ayudar a la efectividad del tratamiento.

Por su parte, en los casos que el tratamiento médico pueda ocasionar pérdida de apetito considerable, se puede pensar en una suplementación nutricional. Es importante individualizar cada caso, eso quiere decir, que es vital guiar ese tratamiento nutricional con un profesional.

 Ya que por ejemplo, de ser un paciente con obesidad más que suplementar, es buscar que los alimentos que consuma sean de alta calidad. Pero si por el contrario es un paciente que está en riesgo de sufrir de desnutrición, la suplementación oportuna y temprana es lo ideal.

Estas son algunas de las recomendaciones acerca de la hepatitis viral y como algunos cambios en la nutrición, pueden evitar la progresión de la enfermedad, el daño hepático y hasta disminuir la inflamación.

Sin embargo, todas las modificaciones nutricionales, debe realizarlas un nutricionista clínico especializado en compañía del médico tratantes. Puesto que, las hepatitis virales pueden afectar a personas que además ya tengan otras enfermedades de base y el abordaje nutricional debe adaptarse a cada caso.

Lic. Andrea Jaimes
Nutricionista Fundahígado

Editado por:
María Alejandra Diez
Coordinadora de Comunicaciones Fundahígado

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